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Exposición de la Red en la Comisión de Medio Ambiente de Diputados
12 de diciembre de 2007
Cámara de Representantes
Comisión de Vivienda, Territorio y Medio Ambiente
Preside: Señor Representante Carlos Mazzulo
Miembros: Señores Representantes Luis García Da Rosa, Uberfil Hernández, Daniel Mañana, Jorge Patrone, Darío Pérez Brito y Mónica Travieso
La Comisión de Vivienda, Territorio y Medio Ambiente da la bienvenida a la delegación de la Red Uruguaya de ONG Ambientalistas, integrada por la señora Teresita Uhalde y los señores Carlos Pérez Arrarte y Diego Martino, miembros de su Comisión Directiva, y por el Presidente de esta Red, señor Luis Moresco.
SEÑOR MORESCO.- Actualmente soy el Presidente de la Red Uruguaya de ONG Ambientalistas.
Antes que nada, queremos agradecerles por permitirnos estar presentes en este ámbito y poder exponer los motivos por los cuales hemos pedido la entrevista.
En primer lugar, me gustaría describir qué es nuestra organización. Nuestro nombre se debe a que realmente somos una red; se trata de una organización de segundo grado. Nuestros socios o afiliados no son personas físicas sino otras ONG de carácter ambientalista. Somos una red de carácter nacional; tenemos afiliados en casi todos los departamentos del país, cuyo objetivo principal es ocuparse de temas ambientales.
Nuestra Red tiene ya casi veinte años de existencia. Nuestros socios son alrededor de treinta organizaciones ambientalistas activas. Participamos principalmente en tareas de mejoramiento a nivel ambiental y en análisis de situación, tratando de intercambiar ideas con el Gobierno. Trabajamos en los ámbitos oficiales, tanto a nivel de Gobierno Nacional, en los Ministerios, como en las Intendencias, representando a la sociedad civil en los ámbitos en los que se nos permite la participación.
Trabajamos en Comisiones, sobre todo en el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, así como en grupos trabajo vinculados con la energía, con los cambios climáticos y con áreas naturales protegidas. También hemos trabajado en el marco regulatorio de bioseguridad, que refiere a los transgénicos, y en cuestiones relativas a la contaminación. Es decir que tenemos distintos lugares de participación y de relacionamiento con las autoridades, y allí representamos el sector ambientalista de la sociedad civil.
El motivo de nuestra visita es trasmitirles y participarlos de algunas preocupaciones bastante importantes que hemos tenido este año y que nos han llevado a una definición en varios de los temas que hemos tratado.
La Red funciona de una forma muy democrática. La Comisión Directiva, que integramos nosotros, es la que encamina las resoluciones, pero temas como los que voy a describir más adelante solo son resueltos por consenso y por aprobación en la asamblea. Quiere decir que nosotros no tenemos capacidad de decidir por nuestra cuenta con respecto a cuestiones que luego vamos a indicarles. Los asuntos se debaten entre los ambientalistas participantes de la asamblea, algunos provenientes de Montevideo, pero también del resto del país.
Por otra parte, este año y el anterior, a raíz de la instalación de las plantas de celulosa y, sobre todo, del conflicto con Argentina, que ha desvirtuado el tema ambiental, llevándolo a otros terrenos, hubo visiones sobre los ambientalistas tal vez un poco fuera de lugar y desencontradas. Al respecto queremos decirles que esta es una red nacional, que somos profundamente uruguayos y que estamos preocupados esencialmente por el aspecto ambiental, pero también por el desarrollo económico y productivo del país, siempre pensando que sea sustentable y que no solo cubra las necesidades de la generación actual sino también las de las generaciones futuras. Nos duele que la visión que se tiene sobre nosotros sea que estamos preocupados por el pajarito o por la florcita, cuando en realidad nosotros tratamos de llegar más lejos. A veces, nuestras preocupaciones son realmente importantes; son ambientales, pero tienen su costo. Pensemos, por ejemplo, en el problema del plomo; fue el resultado de descuidos ambientales de otras épocas, e implica costos de salud, los costos que significa hacer traslados de vivienda para tratar de solucionar ese problema, etcétera, y todavía no podemos asumirlos totalmente. Y eso pasa en todo el mundo. Por ejemplo, hace pocos días hubo un derrame de petróleo en Corea. Eso tiene sus costos. Quiere decir que lo ambiental no es la florcita o el pajarito, sino que tiene que ver con la economía de los países, con los costos, con el empleo y también con la salud.
Este año, además de participar en todas las reuniones y grupos de trabajo con el Gobierno, hemos tratado de enfocar algunos temas principales tales como el de los transgénicos. Al respecto, en el año 2006 trabajamos con el Gobierno para crear un marco regulatorio, del cual surgió al final del año pasado, como ustedes sabrán, la moratoria de autorización de nuevos transgénicos.
También nos hemos dedicado al tema relativo a la energía nuclear. A raíz de las crisis de falta de agua en las represas hubo bastante presión a nivel general, también de parte de empresas que podrían suministrar los equipos para hacer plantas nucleares para producir electricidad en Uruguay. Realmente esto nos preocupa, porque hace algunos años se votó una ley prohibiendo el desarrollo de plantas de energía nuclear para la producción de electricidad. Y como esto volvió sobre el tapete, quisimos revisar todos nuestros planteos y reafirmar nuestra posición.
La otra cuestión que también está todos los días sobre la mesa es la forestación. Se plantea la forestación como algo productivo, promotor de empleo, pero nosotros creemos que habría que agregarle otros ingredientes, tales como si es una decisión de los uruguayos dedicarnos a la forestación o si es algo que nos viene desde afuera, y la utilización de recursos, como los suelos y las aguas, que han permitido al país sustentarse durante trescientos años y que la forestación utiliza intensamente.
Esos son los tres temas que queremos plantearles.
Con respecto a los transgénicos, el Gobierno estuvo conforme en aprobar la moratoria por dieciocho meses para profundizar. El propio Subsecretario Agazzi declaró en el momento de la moratoria que era necesario llegar a ello porque faltaba un debate general sobre los transgénicos y que también había una inestabilidad institucional para juzgar su utilización. En ese momento nos pareció bien; fuimos uno de los sectores que propulsó la moratoria, pero ahora aparentemente se quiere avanzar en el tema. Somos conscientes de que es una decisión difícil para el Gobierno, porque el año pasado ya se plantaron 400.000 hectáreas de soja transgénica. Sabemos que esa gran extensión que ya tiene transgénicos pesa en la resolución del Gobierno. Si el clima es favorable -en este momento es dudoso-, parecería que este año, solo de soja, se llegaría a 500.000 hectáreas. Todos sabemos que es un desarrollo que no es impulsado mayoritariamente por productores uruguayos, sino que se trata de un avance de productores de otras zonas, por distintas razones, como la necesidad de suelos y la rentabilidad. En el vecino país Argentina la exportación de granos de soja tiene detracciones; entonces, al productor le queda más ganancia si la exporta desde Uruguay. De manera que se está dando una invasión y una utilización de suelos que va en desmedro de otras producciones tradicionales del Uruguay.
Nuestra visión, como ambientalistas, es que no estamos seguros de que los transgénicos sean tan inocuos como se dice; hay evidencias en el resto del mundo, pero también hay mucha presión de los grandes semilleristas, de los grandes laboratorios internacionales, que no solo han inventado y producido las semillas transgénicas, sino que también venden todo el paquete, con herbicidas para su siembra y con plaguicidas para tratamientos posteriores. En este momento, el Gobierno de Uruguay ha autorizado solamente dos variedades de maíz transgénico y la soja, que es la que se planta. Como ustedes sabrán, el maíz transgénico produce su propio insecticida, que circula en toda la planta; esto hace que la plaga, cuando quiere atacar el maíz, muere; mueren todos los insectos, los que son plaga y los que no lo son, inclusive insectos útiles.
En el caso de la soja, la transgénesis lleva a otra situación; provoca que las plantas de soja resistan una mayor fumigación, un mayor rociado con herbicidas para que no haya otras malezas que compitan con ellas en la producción.
Esa es la situación de los transgénicos. Hemos presentado un trabajo al respecto -el Gobierno nos pidió que le hiciéramos llegar nuestro planteo-, que vamos a distribuir entre ustedes. En ese trabajo tratamos de demostrar, revisando toda la literatura y la información internacional, que si bien se dice que hay ausencia de evidencia, a nuestro juicio, no se ha buscado la evidencia de ausencia del problema; eso se plantea al revés de lo que debería ser. Las investigaciones las realizan las grandes empresas, que son las que tienen capital, porque se trata de investigaciones costosísimas. Esas empresas tienden a desarrollar sus semillas y a que den resultado, pero no estamos seguros de que no afectan la salud de las personas ni la biodiversidad. El problema de esas plantas transgénicas es que su polen puede afectar otras plantas de las mismas especies que son cultivadas u otras especies silvestres que a veces sirven para mejorar las cultivadas, y pueden transmitir los genes que no sería deseable que se transmitieran. No estamos seguros de que las empresas realicen esas investigaciones a fondo, como debería ser, así como tampoco las investigaciones con respecto a la afectación de la salud de las personas.
Nosotros presentamos ese documento sin tener participación, como ahora. Participamos del Comité para crear el marco regulatorio de autorización y control de los transgénicos mientras existió y hubo reuniones de las que participaba toda la sociedad, inclusive los empresarios, los semilleristas, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Pero ese Comité dejó de operar a finales del año pasado, cuando se resolvió la moratoria. A partir de ahí el Gobierno creó un Comité Interministerial; nosotros, al igual que otros grupos, solicitamos la posibilidad de participar de ese Comité pero hasta ahora no se nos dio cabida. Solo se nos pidió, hace unos meses, que diéramos información, que es el documento que les vamos a dejar.
Eso es todo con respecto a los transgénicos.
En cuanto a la energía nuclear, como ustedes habrán visto en la prensa -inclusive se ha hablado a nivel del Ministerio-, se argumenta que sería favorable para Uruguay teniendo en cuenta el cambio climático, porque la energía atómica no desprende gases de efecto invernadero, como sí lo hacen los combustibles fósiles, tales como el petróleo, carbón, etcétera. Sin embargo, nuestro país, menos aún con el sector industrial tan bajo como está ahora, no tiene un peso tal en el mundo como para que se lo pueda criticar por ser un emisor importante de gases de efecto invernadero. Estamos muy lejos de eso; de manera que nosotros no tenemos necesidad de llegar a producir electricidad con energía nuclear para mitigar una contaminación con gases de ese tipo.
Por otro lado, reafirmamos nuestra postura de años anteriores, que llevó a que Uruguay tuviera una ley de prohibición de instalación de plantas nucleares. Los accidentes en el mundo han continuado. Alcanza con abrir las páginas y se puede ver que ocurren todos los días. No sólo Chernobil, que es el que más se menciona, también en Japón, a raíz de un terremoto que ocurrió hace tres o cuatro años la mayor planta nuclear de ese país tuvo accidentes graves, con derrames de agua y serios derrames contaminantes a la atmósfera, pero como detrás de la energía nuclear hay mucho poder esas cosas no trascienden todos los días a la prensa. Pero buscando información en los lugares adecuados se encuentra.
Por otro lado, el Uruguay tiene posibilidades de energías alternativas, aparte del tema de las represas que está sujeto a las lluvias y a la forestación. La forestación impide en las zonas que forman parte de la Cuenca del Río Negro el escurrimiento de agua suficiente. Cuando deja de llover ese escurrimiento se hace notar más, porque más retienen los árboles. Entonces, si hay sequía, con toda esa zona forestada, repercute en las represas porque el escurrimiento va a ser mayor. Entonces, surgió el tema de contar con plantas nucleares en el Uruguay. Las plantas nucleares, además del riesgo de contaminación y accidentes, tiene el problema de los residuos atómicos; cada tanto hay que renovar, son sustancias que siguen siendo radioactivas y hay que conseguirles un lugar definitivo, Uruguay tiene un territorio muy exiguo, no cuenta con lugares lo suficientemente alejados.
El otro problema es que esas plantas empiezan a funcionar y no pueden parar; no es como una central térmica que se enciende y se apaga de acuerdo a las necesidades. La central nuclear debe funcionar continuamente y tienen costos muy importantes y son de grandes dimensiones para que sean redituables y puedan funcionar. Además, el precio del uranio hoy es uno y mañana puede ser otro. Paralelamente a eso, Uruguay tiene otras posibilidades energéticas que el Gobierno está tratando de encarar, tal vez no con toda la fuerza que nosotros desearíamos pero se está desarrollando energía eólica, hay proyectos en marcha en la Sierra de los Caracoles, hay proyectos de biomasa, UTE va a comprar energía a varios proveedores, sobre todo con cáscara de arroz que es un problema muy grande para el país, hasta ahora no se sabía qué hacer, incluso se abandonaban los campos porque quemarla es contaminante y usarla para los suelos no sirve, entonces lo mejor era consumirla pero hasta ahora no había forma. Entonces, el Gobierno aceptó proyectos. También con los residuos de forestación. La forestación es muy grande en estos momentos, hay muchos residuos y con eso se puede producir energía. De repente no energía directa, con usina, como para la UTE, pero puede ser energía para las calderas de las empresas, como siempre se ha usado. En la primera crisis del petróleo, muchas empresas en el Uruguay se reconvirtieron a leña; aun hoy la leña sigue siendo de los combustibles más redituables. Existen importantes empresas en el país que siguen funcionando a leña. En los últimos años a raíz de que el gas natural no funcionó porque justamente tiene sus picos en Argentina y no tienen el gas permanente, se están reconvirtiendo a leña y ganan plata con ello. Algunas empresas hace años que utilizan leña y otras se han reconvertido en los últimos dos o tres años, sobre todo algunas industrias importantes de Paysandú.
Hoy salió en el Diario "El País" una noticia del Ministerio de Industria, Energía y Minería en el sentido de que el acuerdo que están haciendo con los argentinos para instalar una planta regasificadora en Uruguay de gas natural está bastante avanzado; el BID dio un préstamo no reintegrable de US$ 180.000 y el diario "El País" de hoy dice que el Ministro prevé que la planta podría estar operativa para mediados de 2009. Entonces, si tenemos posibilidades de energías alternativas propias, que son fuentes de trabajo, que hace aprovechar algo que de lo contrario sería desperdiciado, agregamos la planta regasificadora, además, mientras llueva y nuestras represas no tengan problemas las centrales térmicas no se usan, instalamos la central térmica de Puntas del Tigre que va a tener combustible barato suficiente, pregunto para qué correr el riego de introducirnos en energía nuclear que sabemos que tiene problemas. Porque por más que se dice que los grandes países la utilizan. también hay corrientes en contra y hasta el número de plantas ha disminuido. Las previsiones que había hace diez o quince años en cuanto a la cantidad de plantas que iban a estar instaladas en el mundo es muchísimas veces inferior a lo que se preveía en aquella época. O sea que no hay tantos auspicios para la producción de electricidad con plantas nucleares.
Por supuesto que quienes producen esas plantas realizan presiones, pero tendríamos que pensar nosotros como uruguayos lo que más nos interesa y lo que tenemos al alcance de nuestras manos.
Con respecto a la forestación las noticias que tenemos son que al día de hoy hay un millón de hectáreas ya forestadas; las que hay posibilidades de forestar serían más de tres millones. Nosotros estamos encarando esto de una forma más global; estamos preocupados por el futuro de Uruguay con toda esta invasión, este desarrollo no solo de la soya, la forestación, plantar cereales y oleaginosos para biocombustibles, el avance sobre el territorio afectando suelos y agua. El suelo pierde nutrientes y tiene un costo para el presente y uno mayor aún para el futuro. También para todas esas producciones se usan herbicidas y plaguicidas que acarrean problemas para el medio ambiente y para la salud. En la prensa, en los últimos años, se han visto situaciones muy complicadas, sobre todo en Artigas, y también en el cinturón rural de Montevideo donde la situación es grave debido al manejo descuidado de todos esos productos.
Entonces, mirando desde ese punto de vista y, además, pensando en que esta presión no viene de los uruguayos sino de afuera, Uruguay se encuentra en una faja de territorios del mundo muy proclives al desarrollo en buena forma de la forestación y la necesidad de abastecer las plantas de papel con celulosa y por eso estamos muy presionados. La soya también por lo que comentábamos anteriormente.
Por otro lado, tenemos la ganadería de carne que está dando muchos millones de dólares en un momento donde los precios son muy altos a nivel internacional; a raíz de la soya y de la forestación los suelos han subido de precio. Se habla de US$ 3.000 y US$ 4.000 la hectárea. Hace unos años el dueño de un campo de mil o mil quinientas hectáreas se moría de hambre, le vendía sus campos al vecino. Hoy el que tiene esa cantidad de hectáreas es millonario en dólares.
Esos suelos, que son el futuro del Uruguay y esas aguas, tienen otros destinos, pero tanto ganaderos como tamberos son desalojados. Hace pocos días salió una noticia en el diario que decía que CONAPROLE este año va a facturar US$ 500:000.000. Fíjense todo lo que significa CONAPROLE en el movimiento productivo de empleos de calidad y permanentes en el Uruguay y, además, de ocupación de las tierras. No es una ocupación de tierras como puede ser la forestación, porque después que se plantan árboles por lo menos por treinta o cuarenta años eso va a quedar así, pero luego los nutrientes desaparecen, se van con la madera, y en muchos casos es irreversible, como la ausencia de calcio que hace que los suelos se vuelvan más ácidos, eso es irrecuperable. Ese es el futuro del Uruguay y lo que nos preocupa a nosotros.
Necesitamos un Uruguay productivo y económicamente sustentable. No juntar unos millones de dólares de exportaciones que no sabemos si luego lo vamos a mantener porque son corrientes internacionales. Además, la gente sigue sin empleo, por más que los índices bajan. Las fábricas que teníamos en el pasado, eso era Uruguay Productivo; no pretendemos volver al pasado pero, por ejemplo, en lo que tiene que ver con los aceites solo tenemos dos plantas que trabajan al 20% o al 30%; creen levantar la cabeza con la producción de biodiesel para utilizar su capacidad ociosa. Está ARROZUR S.A., derivado del afrechillo de arroz y no hay más; los aceites son todos argentinos. Así pasó con los jabones. Hoy tenemos marcas de jabones que son las marcas viejas pero se hace en Argentina o en Brasil. El ingeniero Carlos Pérez nos daba la noticia de las nuevas máquinas para forestación; se trabaja a tres turnos con veinte obreros que hacen todo el trabajo, cuando antes lo mismo lo realizaban ciento cincuenta obreros. Entonces, la gente de qué vive. Después nos quejamos de la inseguridad.
Les quiero comentar que hace unos meses la Organización Mundial del Comercio junto con la OIT hizo una declaración. Ustedes saben que el Director de la OMC es el conocido Pascal Lamy que antes fue el Comisario de la Unión Europea para la defensa de los subsidios; un personaje de ese tipo junto con la OIT declararon que con la globalización y toda esta nueva marcha económica del mundo no hay testimonios de que se genere más empleo en el mundo. O sea que eso nos ayuda a repensar nuestras actividades porque esos estudios vienen de personas insospechadas y organizaciones como la OIT y la OMC. Hay que pensar en el cambio climático; se dice que van a haber más lluvias pero puede ser que ello ocurra en momentos inadecuados. También, en todas estas cosas, cuando hay dudas, en la Cumbre de las Naciones Unidas de Río en el año 92 dijo de aplicar el principio precautorio: cuando no se está seguro y se puede dañar, incluso en forma irreversible, parar, no hacer.
En cuanto a la forestación, le hemos pedido al Gobierno que suspenda las grandes plantaciones hasta que toda la sociedad debata este tema y pueda llegar a algo más definitorio y más claro para el bien del país y de los uruguayos.
SEÑOR PÉREZ ARRARTE.- Tal vez el compañero Presidente es muy efusivo, pero la Red ha hecho dos declaraciones en el correr del año. Una es reciente y pide a los Poderes públicos que suspendan temporariamente los proyectos forestales y las nuevas empresas de transformación de la forestación -las celulósicas- hasta que el país haga una reevaluación del proyecto forestal en curso, atendiendo a la dinámica formidable que está mostrando en este momento el proceso y a los sucesivos anuncios de desembarcos de nuevas empresas celulósicas, etcétera, que continuamente están ocurriendo
Con esto, además, nos unimos a otros grupos sociales que están en la misma situación.
El 30 de octubre, la Asamblea de la Comisión Nacional de Fomento Rural, que agrupa a todas las cooperativas y sociedades de fomento rural del país -organización que realizó noventa y dos asambleas; fue creada en mil novecientos y pico-, en su primer punto de la declaración pide una moratoria de los cultivos forestales en el mismo sentido. Es decir que por distintos caminos llegamos a la misma conclusión: que grandes sectores de la producción familiar tienen las mismas preocupaciones.
Por otro lado, hace un par de meses, la Red sacó una declaración pidiendo a los Poderes Públicos mantener la prohibición de desarrollar la energía atómica para usos de generación de energía eléctrica, porque considera que no hemos recorrido caminos que el país tiene, que están más de acuerdo con sus recursos potenciales, su tamaño, su escala y sus problemas energéticos. Hay dos declaraciones y hay un documento que señala la participación de la Red en la Comisión de Bioseguridad y en la nueva situación en que se va a expedir el Estado en base al Comité Interministerial que está trabajando el tema.
SEÑOR MARTINO.- Con respecto a los organismos genéticamente modificados, debo decir que no son inocuos como se dice comúnmente en la prensa. Es muy común decir que nunca a nadie le dio un dolor de cabeza por consumir un organismo genéticamente modificado. El Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos es muy concluyente y dice que es no científico decir que no existe ningún daño por plantas GM -genéticamente modificadas-, ya que sencillamente no se ha estado buscando. O sea que la inocuidad supuesta de los organismos transgénicos no es tan clara como se dice; hay varios casos documentados de investigaciones médicas que demuestran que no son tan inocuos como parece. Eso es una cosa a tener en cuenta.
Con respecto a la coexistencia, que es la posibilidad de que los transgénicos convivan con los no transgénicos, en Estados Unidos hubo dos casos muy famosos. Uno fue el de maíz transgénico que solo está plantado en el 1% de la superficie del país -no se utilizaba para consumo humano, solo para consumo animal-, y sin embargo contaminó la cadena de consumo humano, costando miles de millones de dólares al Estado y a las empresas que lo habían plantado. Es muy difícil mantener una cadena de transgénicos y una de no transgénicos. ¿Cómo se hace para que un camión lleve un maíz transgénico y después ese mismo camión lleve una maíz no transgénico? Es muy difícil mantener las cadenas separadas. En teoría se habla de que la coexistencia es posible, pero es bastante complicada, máxime en un país chico como el nuestro. Las consecuencias pueden ser muy graves. Por ejemplo, Uruguay, por vender arroz no transgénico, convencional -ni siquiera orgánico; lo dice la Asociación de Productores de Arroz-, consigue un precio entre un 15% y un 20% mejor que el del mercado, porque tiene la garantía de que es no transgénico. Cuando hablamos de coexistencia de transgénicos creo que hay que tener mucho cuidado, no solo es un tema ambiental, sino de salud y económico, lo que es muy importante para el país.
SEÑOR PATRONE.- Aquí se habló de tres temas sobre los que no es posible profundizar ni ingresar en un intercambio de opiniones debido al corto tiempo de que disponemos.
Yo me considero -capaz que me equivoco- en un punto de equilibrio, en el sentido de que no estoy ni en pro ni en contra de ninguno de los temas que se han planteado. Creo que a todos los miembros de esta Comisión lo que más nos interesa es recibir los insumos y las opiniones de los actores directamente involucrados para tomar decisiones fundamentadas.
A modo de picardía, quisiera señalar que es cierto que en cuanto a la energía atómica existe una prohibición del territorio uruguayo, pero a setenta kilómetros, en Atucha, tenemos una planta atómica que los efectos que podría provocar serían los mismos que si la tuviéramos dentro de nuestro territorio.
Quizás -capaz que me excedo-, como Comisión, podríamos abordar el próximo año un foro parlamentario -extensivo a las Organizaciones No Gubernamentales- para discutir sobre estos temas. Cuanto mayor sea, y más resonancia tenga esta discusión, resultará más importante para una posición país.
SEÑOR PÉREZ BRITO (don Darío).- Quiero darles ánimo, porque lo que ustedes están planteando enfrenta grandes poderes económicos que dominan el mundo. También quiero decir claramente que no estoy en la locura ambientalista, pero entiendo su lucha, porque enfrentar a Montsant, a las transnacionales que tienen que ver con el uso de la madera y a otras que tienen que ver con cualquiera de los temas que han planteado es sumamente difícil, porque el dinero es poder y el poder mata. De todas maneras, algunos aliados tienen.
SEÑOR MORESCO.- Quiero hacer entrega de dos ejemplares de la documentación que emitimos este año. Me refiero a las resoluciones de las asambleas, una proponiendo levantar la prohibición de plantas nucleares y, otra, proponiendo plantear al Gobierno la suspensión de las grandes plantaciones forestales hasta que se dilucide un debate general, los pro y los contra, y el documento que elevamos al Ministerio sobre los transgénicos.
SEÑOR PÉREZ ARRARTE.- A raíz de la intervención del señor Diputado Pérez Brito, quiero decir que gran parte de los problemas que surgen para discutir estos temas se debe a que hay una gran heterogeneidad en el Uruguay, en casi todas las sociedades, acerca de cuál es la visión que tenemos del futuro. En el caso de Uruguay, el hecho de no tener una visión consensuada, un plan a largo plazo, una visión estratégica, hace que permanentemente vayamos a los bandazos. Durante la década del noventa, muy proclive al ambientalismo, generamos la idea del Uruguay natural y una cantidad de actividades en el país fueron para ese lado. Ahora, como el mercado mundial cambió notablemente a partir de 2002, estamos en un mundo de producción y crecimiento a ultranza, viendo el ambientalismo como un freno en todos los planos. Según estemos para un lado o para otro, las cosas van cambiando y las ideas son distintas. Por ejemplo, dos frigoríficos desarrollaron la producción orgánica y están vendiendo carne orgánica al mundo -me refiero al Frigorífico Pool y al Frigorífico Tacuarembó-; inclusive, esta es una parte importante de su facturación. Si los animales comen maíz transgénico, inmediatamente pierden el protocolo de la carne orgánica, porque está prohibido alimentar animales en producción orgánica con transgénicos. Entonces, Uruguay arranca para un lado de a ratos, hay agentes que invierten para desarrollar eso -en este caso, los frigoríficos- y existen unos doscientos o trescientos productores ganaderos que están en esos planes. Ahora se está plantando abiertamente maíz transgénico y se va a empezar a vender. Si viene una certificadora y comprueba eso, inmediatamente se van a caer esos proyectos, porque en el mundo se trata de no hacer trampas, aunque se hacen habitualmente.
El país natural no es consistente con siete plantas de celulosa. Los agrónomos del Ministerio están previendo que el país puede tener siete u ocho millones de hectáreas entre agricultura y forestación. Es decir que con los métodos actuales de agricultura y si el mercado mundial continúa con este estado actual durante cuatro o cinco años, el área agrícola va a tener una enorme expansión en el país. Todo este desarrollo no va por el lado del Uruguay natural, nos hace cambiar nuevamente de visión y nos va a traer una cantidad de temas que no teníamos.
En el fondo, me parece que los debates o el trabajo del Parlamento deberían contribuir a que tuviéramos una posición consensuada de hacia dónde queremos ir como sociedad y no que sean las corporaciones las que nos dicten hacia dónde vamos.
SEÑOR PRESIDENTE.- Estos temas merecen ser considerados con más tiempo porque apasionan. Debido al escaso tiempo de que disponemos, no podemos debatir entre nosotros, como estoy seguro que todos los compañeros quisieran hacer. Agradecemos los informes que han traído y la preocupación que tienen por los temas que tocaron. En el próximo año nos vamos a estar viendo, a los efectos de profundizar al respecto. La Comisión agradece la presencia de los integrantes de la Red Uruguaya de ONG Ambientalistas.
(Se retiran de Sala los integrantes de la Red Uruguaya de ONG Ambientalistas)
Versión taquigráfica de la reunión realizada el día 12 de diciembre de 2007 (Sin corregir).